Si
quiero hacer un post sincero, creo que lo mejor sería dejar claro lo siguiente:
nunca me ha gustado dibujar. Sí, es cierto, siempre me he sentido inútil a la
hora de dibujar, mi capacidad para representar lo que veo a través de un dibujo
es terriblemente reducida y durante mucho tiempo pensé que si no podía hacer un
dibujo perfecto era mejor no hacerlo.
Ahora me doy cuenta de lo mucho que he infravalorado el dibujo. El dibujo no es perfección, es liberación, como tantas otras formas de expresión artística. No necesito hacer un dibujo perfecto, solo necesito sentir que es mío, que puedo dejar volar mi imaginación sin miedo al resultado.
Ahora me doy cuenta de lo mucho que he infravalorado el dibujo. El dibujo no es perfección, es liberación, como tantas otras formas de expresión artística. No necesito hacer un dibujo perfecto, solo necesito sentir que es mío, que puedo dejar volar mi imaginación sin miedo al resultado.
En
clase se realizaron una serie de dibujos sobre hadas, brujas y príncipes. He de
decir que el mío no corresponde a ninguna de esas clasificaciones porque creo
que puede ser mala o buena según los ojos que la miren.
No es
un dibujo perfecto, pero no me da miedo decirlo.