Una de las cuestiones que desde
pequeña siempre me ha sorprendido con respecto a las muñecas, es que siempre
eran mujeres blancas, rubias o morenas y con rasgos occidentales.
A mí, aún siendo una niña, esto
me resultaba sorprendente porque yo en mi día a día veía a mujeres rubias,
morenas, pelirrojas, blancas, morenas, negras... En mis películas favoritas,
veía a personajes con rasgos orientales, occidentales, caucásicos... procedentes de diveros países. Entonces, cuando
me regalaban una Barbie o cuando jugaba con las de mis amigas, me fascinaba que
todas fueran iguales.
Recientemente hice una
investigación sobre la existencia de muñecas de diversas procedencias, y encontré una
colección de "Barbies del mundo" que relamente me dejó asustada: eran barbies terriblemente estereotipadas.
Yo desde luego no quiero que esta
sea la representación de la diversidad humana con la nuestros niños crezcan.
Por ello, decidí crear una muñeca que representára la vestimenta y los rasgos de otro país con la mayor exactitud
posible. Quería hacer una muñeca real y además quería hacer una mujer real,
asíque le añadí cicatrices, cambios de tonalidad de la piel y pecas, porque son
pequeños detalles que tenemos muchas mujeres, y que muchas empresas todavía insisten en ignorar.